La liturgia se sirve del tiempo para facilitar a los hombres el acceso al Misterio de la Salvación como instrumento de la gracia salvadora de Jesucristo.
La liturgia parte de la división del tiempo (días, semanas, años) para distribuir distintas conmemoraciones del Misterio de Cristo y de la obra de salvación en lo que es el Año Litúrgico, donde la Iglesia desarrolla todo el Misterio de Cristo desde la Encarnación y la Navidad, hasta la Ascensión. Son todos los acontecimientos de la vida histórica de Jesús, signos eficaces de salvación que Cristo realizó para salvar a los hombres, y que se hacen presentes ahora en su eficacia salvífica.
El núcleo vital del Año Litúrgico lo constituye la Pascua del Señor que se celebra cada semana en el día del Señor, el domingo, y una vez al año en la gran solemnidad de la Pascua.
Nos encontramos en estos momentos en Cuaresma, un tiempo que va desde el Miércoles de Ceniza hasta el mediodía del Jueves Santo y que se continúa con el Triduo Pascual. La Cuaresma nos prepara para celebrar el Misterio Pascual y a la noche santa en la que Cristo resucita glorioso de entre los muertos.
La Iglesia nos invita durante la Cuaresma a convertirnos y rectificar nuestros errores y nos recomienda para conseguirlo: la oración, el ayuno y la limosna.
Los días más importantes del Año Litúrgico es el Triduo Pascual en el que se hace memoria del Misterio Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. La importancia que tiene el domingo en la semana, la tiene el Triduo Pascual en el Año Litúrgico.
El Triduo Pascual comienza el Jueves Santo al mediodía, donde se conmemora la Institución de la Eucaristía, el sacerdocio y el amor fraterno; es la “Missa in Coena Domini” con el lavatorio de pies y la adoración del Santísimo reservado en el monumento.
La liturgia del Viernes Santo es austera y sobria. Se centra en la inmolación del “Cordero que quita el pecado del mundo” y en la Cruz, señal gloriosa de su muerte. Se compone de las lecturas y oración universal, adoración de la Cruz y Comunión (con la reserva efectuada en el monumento del Jueves Santo).
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro meditando la Pasión y Muerte de Jesús y no se celebra el sacrificio de la misa, quedando desnudo el altar hasta después de la solemne vigilia, a la espera de la Resurrección. La Vigilia Pascual es una larga celebración de la Palabra de Dios y de oración que culmina con la Eucaristía. Es la acción litúrgica más importante, el culmen de todas las celebraciones del Triduo Pascual y de todo el Año Litúrgico. Su estructura comienza con:
- El rito del fuego y de la luz, que simboliza la luz de Cristo resucitado que brilla para todo ser humano.
- La liturgia de la Palabra que hace un repaso de toda la Historia de Salvación con su centro en la Pascua del Señor.
- Liturgia bautismal donde la Iglesia, Madre fecunda, gracias a la Resurrección de Cristo, engendra nuevos hijos en virtud del agua y del Espíritu Santo.
- Liturgia eucarística: proclamación gozosa de la Resurrección de Cristo en espera de su segunda venida.
Aprovechemos este tiempo que se nos brinda para convertirnos y mejorar nuestra vida cristiana.