“Una experiencia de Dios”, así describe José
Francisco Durán, delegado
diocesano de Pastoral Juvenil, la Jornada
Mundial de la Juventud celebrada
recientemente en Cracovia (Polonia).
Según los datos recogidos, casi un millar de jóvenes
sevillanos han participado en la JMJ, y una cuarta parte lo hizo de la mano
de la Pastoral Juvenil y la
Pastoral Universitaria.
Después de doce
días de peregrinación, Durán asegura que “los
jóvenes que han vuelto de Polonia no son los mismo que los que se fueron”.
Igualmente, destaca que pese a las dificultades, el mal tiempo y el cansancio
–han recorrido 206 kilómetros en diez días-, “siempre
brotaba la Gracia”. Así mismo, el delegado diocesano confía que ésta haya
sido una experiencia “transformadora” que dé frutos en todas las vocaciones
eclesiales -sacerdotal, religiosa y matrimonial-.
La acogida del pueblo polaco
Aunque no
ha habido ningún incidente reseñable -sólo
algunos peregrinos sevillanos sufrieron golpes de calor, ataques de asma o
esguinces-, existe la queja general respecto a la organización de los últimos
días en Cracovia. “Faltaba
información, los transportes públicos estaban saturados y no se habían previsto
tantos peregrinos”, apunta Durán.
Sin embargo, todo esto se ha salvado gracias a la
excepcional hospitalidad del pueblo polaco. Y es que, a diferencia de otras
Jornadas Mundiales de la Juventud, en
esta ocasión los peregrinos sevillanos han sido acogidos en casas particulares.
Primero en Breslavia, durante los DEDs (Días en las Diócesis), y luego en
Bojnia.
“Se trataba de jubilados, viudas y familias completas que
dormían en el sofá para dejarle su propia cama a los jóvenes españoles -explica Durán-. Su generosidad y su forma de vivir la fe
de manera pública han sido un ejemplo para todos nosotros”. En esta línea
se expresan los peregrinos
sevillanos consultados por
este medio, que agradecen la
acogida de sus “familias
polacas” y con las que la
mayoría mantienen el contacto.
Pero no sólo las familias se han volcado con los jóvenes,
sino también los miles de
voluntarios que ofrecían comida y bebida por las calles de Cracovia,
acompañaban a los peregrinos y los guiaban. “Sólo
tenemos palabras de gratitud”.
Preparación de los jóvenes
Probablemente la actitud de los peregrinos sevillanos y su
forma de vivir la JMJ en Polonia no hubiera sido la misma sin la formación y
preparación previa que se llevó a cabo durante el año en nuestra Archidiócesis.
Por este motivo, el delegado
diocesano de Pastoral Juvenil ha querido agradecer el esfuerzo de los catequistas
y sacerdotes que han acompañado a los jóvenes durante este periodo. A ellos
se les ofreció material sobre las bienaventuranzas para preparar el encuentro
mundial y, además, se les animaba a “vivir
las JMJ para ser santos”. Por otra parte, Durán
asegura que la celebración de la Misa de envío fue muy positiva, así como
la entrega de las reliquias de santa Ángela de la Cruz –en la parroquia de San
Francisco de Asís de Breslavia-, don Marcelo Spínola –en la parroquia de San
Casimiro de Breslavia- y de san Fernando – en la parroquia de San Pablo apóstol
de Bojnia. “Regalar estas
reliquias pretendía simbolizar nuestro interés en compartir la santidad de la
Archidiócesis de Sevilla con las diócesis que nos acogían”.
San Juan Pablo II, presente durante la JMJ
Todo recordaba al papa santo: banderas, imágenes,
souvenirs… Pero la mayoría de
los peregrinos sevillanos se quedan con el recuerdo de haber podido visitar y
orar en la parroquia donde san Juan Pablo II comenzó su labor en la pastoral
universitaria. “Para
muchos, poder venerar su reliquia fue muy emocionante”, confiesa Durán.
Pero el santo de los jóvenes estuvo, sobre todo, presente en los
discursos del papa Francisco, quien lo recordó en múltiples ocasiones. Los participantes de nuestra
Archidiócesis han podido compartir con el Santo Padre el acto de inicio de la
JMJ, un viacrucis, la vigilia en el campo de la Misericordia y la Misa de
Clausura, en este mismo lugar.
De sus mensajes destaca la profundidad y la claridad con la que se dirige a los jóvenes, a los que insta a huir de la rutina, a buscar la paz y la concordia. J. Francisco Durán, por su parte, subraya la valentía de los textos leídos durante el viacrucis, que iban acompañados de imágenes de la Iglesia perseguida.
De sus mensajes destaca la profundidad y la claridad con la que se dirige a los jóvenes, a los que insta a huir de la rutina, a buscar la paz y la concordia. J. Francisco Durán, por su parte, subraya la valentía de los textos leídos durante el viacrucis, que iban acompañados de imágenes de la Iglesia perseguida.
Lo mejor, el Señor
Durán reconoce que “para
un sacerdote recién ordenado como yo, participar en una JMJ era un reto muy
grande, en cuestión logística y espiritual”. Sin embargo, asegura que está
emocionado de lo que ha vivido y cree que los jóvenes se han encontrado con el
Señor. “Lo sé porque en el
avión de vuelta, al preguntarles cuál había sido el mejor momento del
encuentro, todos recordaban los momentos de adoración, oración o la celebración
de los sacramentos”.
“Sólo tengo palabras
de agradecimiento a Dios y a los que me han acompañado, tanto los que han ido a
Polonia, como a los que han rezado por todos nosotros”, termina el delegado.
Para conocer los testimonios de algunos jóvenes que
han participado con nuestra Archidiócesis en la Jornada Mundial de la Juventud,
celebrada en Cracovia (Polonia) el pasado mes de julio, haga clic AQUÍ.
Fuente: www.archisevilla.org
Pastoral Juvenil Sevilla (Facebook)
La sede de la próxima Jornada Mundial de la
Juventud
en el año
2019 es...¡Panamá!