La Escuela comenzó el viernes con una sesión inaugural presidida por el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, el cual dirigió unas palabras de agradecimiento a los presentes invitando a no cerrar las puertas en estos años de pandemia, sino a estar más presentes que nunca para estar al lado del hermano que sufre por cualquier causa. También alentó a no desfallecer por el hecho de incrementarse el número de las familias que necesitan de nuestra ayuda, acompañamiento y asesoramiento, recordando que la caridad es darse sin medida como lo hizo nuestro Señor Jesucristo... vivir siempre con un corazón semejante al de Cristo.
A continuación dio comienzo el primer espacio formativo, una ponencia bajo el título “Teología y vulnerabilidad: un camino de ida y vuelta para comprendernos” impartida por D. Francisco José Ruíz Pérez, Decano de Teología de la Universidad de Deusto, que invitaba a los presentes a cuestionarse “por qué quiere Jesús que vivamos junto a lo vulnerable”, destacando que “cuando Jesús se aproxima tanto a lo vulnerable, abraza integralmente a la humanidad”. La jornada acabó con un rato de convivencia y oración.
La jornada del sábado comenzó con la oración y los distintos talleres a los que asistieron varios de los voluntarios de nuestra Cáritas parroquial. También acudieron voluntarios de las demás Cáritas parroquiales de Lora del Río. Hasta catorce talleres distintos se celebraron con temas variados (desde la acogida, el empleo, las migraciones, la cooperación fraterna, hasta los informes FOESSA o la Fratelli Tutti). Los talleres estuvieron dirigidos por voluntarios, técnicos de distintas Cáritas de España y otras instituciones colaboradoras. La jornada finalizó con la celebración de la eucaristía presidida por D. Salvador Diánez Navarro, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Sevilla, y concelebrada por varios de los asistentes a la Escuela.
Ni que decir tiene que la escuela es siempre un regalo porque sirve a los voluntarios de Cáritas para compartir experiencias, "recargar las pilas" y, sobre todo, servir desde las directrices de Cáritas: poner a la persona como centro y, desde ahí, trabajar con ella para acompañarla y salir de esa situación por la que están viviendo, haciéndoles sentir que no están solas. El Señor nunca nos abandona y nos hace sentir su presencia viva y real.
Fotografías: caritas-sevilla.org
