El Viernes Santo, con la celebración de la Pasión del Señor, la celebración litúrgica conmemora la Muerte del Señor. Así, nuestro párroco D. Enrique Barrera realizó la celebración de la Palabra que concluyó con la adoración de la Cruz y con la Comunión Eucarística consagrada el Jueves Santo.
La Adoración de la Cruz, el leño del Calvario, no es sólo un suplicio, sino sobre todo la cruz exaltada. Así, el celebrante, los ministros y los fieles fueron a postrarse sucesivamente delante del crucifijo en señal de adoración de Cristo, triunfante por la Cruz.
La Adoración de la Cruz, el leño del Calvario, no es sólo un suplicio, sino sobre todo la cruz exaltada. Así, el celebrante, los ministros y los fieles fueron a postrarse sucesivamente delante del crucifijo en señal de adoración de Cristo, triunfante por la Cruz.
Es importante interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.
En este día la liturgia es especial. Según una antiquísima tradición, la Iglesia no celebra los sacramentos en este día ni el siguiente y el altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros, sin manteles... y el ornamento sacerdotal para esta solemnidad es color rojo.
En este día la liturgia es especial. Según una antiquísima tradición, la Iglesia no celebra los sacramentos en este día ni el siguiente y el altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros, sin manteles... y el ornamento sacerdotal para esta solemnidad es color rojo.